Que los globos explotan es algo que todos aprendemos más o menos rápido y de primera mano en nuestra infancia. Ahora, que la exposición a ese ruido pueda contribuir a nuestra pérdida de audición a largo plazo puede tomar a muchos por sorpresa.
Esa es la advertencia que hacen unos investigadores de la Universidad de Alberta, en Canadá, en un estudio publicado en la revista Canadian Audiologist.
Aunque dicen que no quieren ser unos aguafiestas, advierten que la pérdida de oído es un proceso acumulativo, equiparable al efecto que la exposición al sol va causando sobre la piel.
«La pérdida de oído es engañosa: cada ruido fuerte que ocurre tiene un impacto potencial para toda la vida», advierte Bill Hodgetts, coautor del estudio.
«Como disparar una escopeta»
Para ilustrarlo los investigadores midieron el ruido generado por un globo que explota y se sorprendieron al comprobar que el impacto auditivo en su punto máximo es equivalente al que se generaría, por ejemplo, si se disparara una escopeta de calibre 12 junto a la oreja.
En concreto, el ruido alcanza los 168 decibeles.
Como referencia, el Centro Canadiense para la Salud Ocupacional recomienda que sus ciudadanos no se expongana impulsos auditivos mayores de 140 decibeles.
«Es increíble lo fuerte que es la explosión de un globo», dice Dylan Scott, coautor del estudio. «Nadie permitiría que su hijo disparara algo tan fuerte sin protección auditiva, sin embargo nadie piensa dos veces sobre los globos que explotan».
Hoggetts recomienda que la gente empiece a pensar en la pérdida acumulativa de audición de la misma manera que piensa en la exposición solar.
«Antes nos poníamos aceite para broncearnos tanto como fuera posible, pero ahora tanto padres como escuelas y centros para niños tienen como parte de su rutina aplicar cremas de protección solar», compara el investigador.
«La pérdida auditiva es uno de esos problemas invisibles: hasta que lo sufres no piensas en eso. Pero cuando lo tienes pasa a afectarlo todo».
Fuente: BBC Mundo