Clarín Cajamarquino

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Clarinero y cajero frente al local de un templo católico

Todas las sistematizaciones escritas sobre el Clarín Cajamarquino concluyen mostrando a un instrumento que acompaña al pueblo cajacho desde que pobló la zona. Para iniciar esta nota incluimos la copilación, Leyenda del Clarín, publicada por el Nuevo Diario en su edición dominical del 20 de febrero de 2022.

LA LEYENDA DEL CLARÍN

Por: Temístocles Noriega Díaz.

Se conoce por la zona de la Encañada y Llacanora (zona rural de la provincia de Cajamarca) una leyenda de cómo apareció el clarín hace muchísimos años. En el hermoso valle de Cajamarca, por las laderas de Llacanora, existían dos campesinos, muy bien parecidos, que vivían un idilio en secreto y que siempre se reunían por las tardes a orillas del rio cajamarquino, a gozar del aire puro y del agradable aroma que esparcían las flores silvestres. Este gran idilio se vio interrumpido por la aparición del hijo de un curaca que gobernaba el valle, quien quedó prendado de la bella campesina. Tal personaje intento en muchas oportunidades ganarse la simpatía y amistad de la joven, pero siempre fue rechazado, ya que tenía un gran amor y cariño por su pareja. Enterado el hijo del curaca del romance de la bella, asesino al joven campesino, y lo enterró cerca de un manantial de agua cristalina y sabor muy agradable. La campesina lloraba sin entender la ausencia de su amado, hasta que un día el hijo del curaca le contó la verdad, pensando que ella se vería obligada a estar con él. Después de mucho sufrimiento y melancolía, la joven decidió quitarse la vida en el lugar donde habían asesinado a su amado. Al poco tiempo, en aquel sitio nacieron dos plantas de carrizo desconocidas. Del carrizo grueso apareció el Clarín Roncador (hombre), y del carrizo delgado o más fino el Rabino (mujer). Por eso se dice que ambos instrumentos, por más que alguien se esfuerce por sacarles notas alegres, siempre saldrá solo música triste y única, aunque pasen los tiempos y las generaciones.
Del libro: CLARIN CAJAMARQUINO SHUKCHA KASHAMARKINU Valor y construcción, de Julio Néstor Zamora Castro Julio

Hoy El Clarín ya es un instrumento declarado «Patrimonio Cultural de la Nación». La sistematización más didáctica que existe sobre El Clarín es la que aparece en la block (blogger) de la Asociación Movimiento de Unidad Sucrense, publicada en el 16 de setiembre de 2013. La nota la copiamos literalmente:

El Clarín Cajamarquino

Por: Gary Gary Eduardo Cáceres Centurión

El Clarín es un instrumento aerófono. Su origen es desconocido. Los cronistas de la conquista no lo mencionan. Posiblemente se remonta a los siglos XVII o XVIII, pues en 1764, el Obispo de Trujillo, Jaime Martínez de Compañón en su visita a Cajamarca, nos ha dejado el testimonio más remoto de este instrumento en una interesante acuarela que representa al acto de la siega.

El clarín solamente se encuentra en los distritos de Cajamarca, Baños del Inca, Chetilla, Llacanora, Porcón. Siendo desconocido en el resto del departamento y del Perú.

Este instrumento único en el Perú, tiene una música bien interesante, que nos trasmite ciertas sensaciones y emociones.

El clarín se construye de una caña, planta que crece en los distritos de Chetilla y Magdalena. «Shukcha» en el idioma castellano se dice carrizo de castilla, este material debe estar maduro y seco prefiriéndose el proveniente del temple, luego se procede a perforarla mediante un alambre, para luego pulir con la varilla de zarza. La bocina se hace de una calabaza legendaria que se corta por la mitad y se acopla a la parte superior del instrumento en la parte terminal de la calabaza. Asimismo a este carrizo se le adapta la boquilla que es el mecanismo por el que sopla el clarinero para obtenerla sonoridad.

Las dimensiones del Clarín o Shukcha, es aproximadamente de 4 a 5 metros.

Longitud de la bocina es de 0.25 cm.

Dimensión de la boquilla es de 0.15 cm. –

Dimensión de la mamaboquilla es de 0.06 cm.

Dimensión del wawachu es de 0.76 mm.

Dimensión de la perforación es de 0.02 mm.

Se toca el clarín en ceremonias religiosas, como San Juan Patrón, Huanchaco y Corpus Christi, en las mingas, en los caminos rurales, limpieza de canales, en las danzas de los chunchos, las trillas, y en las fachadas de las casas nuevas, navidades, clausuras de escuelas y en las misas y procesiones de sus santos patrones., Según la costumbre el clarinero debe tener los dientes completos, ya que de lo contrario el sonido escapa por ahí, asimismo se necesita de una preparación previa cuando va a tocar por mucho tiempo, tiene que ponerse rocoto a los labios para que estén más duros, y luego debe verter por lo menos medio “capri (botella de vidrio) de chicha o cañazo (aguardiente), dentro del carrizo del clarín y de la flauta, porque de lo contrario se pone duro y su sonido no es agradable y el clarinero sufre para tocar, luego para los momentos en que descansa debe tener su coca y su cal.

Es hermoso escuchar y ver al clarinero tocando su clarín, es una fusión, una amalgama entre el hombre y el instrumento. Por lo general el Clarín va acompañado de otro instrumento llamado caja, y cuentan los campesinos que al sonar ambos se entabla una conversación que dice así:

Clarín    Mañana qué comeremos

Caja     Cancha con mote, cancha con mote

Clarín   Con qué lo asentaremos

Caja     Con chicha e jora, con chicha e jora.

Es la caja la que también le da el ritmo al sonido peculiar del clarín, a ello se une además el canto agudo del as mujeres que van acompañándolo.

Es posible que identifiquemos dos clases de sonidos del clarín pero ello se debe a la emotividad de quien lo toca, es así que en, Chetilla, las notas son más melódicas y el de Porcón y en el valle de Cajamarca son más alegres.

Existen varias tonadas o interpretaciones musicales que reciben diferentes nombres como: «La llamada», «El alabado», «El kichkitaksha» (baile chico), Kichkiatura» (baile grande), «La Kashua», «La despedida», «El kuchilán» (llamada de chancho), «Kuchiciara (cuero de pulga de chancho), «La kuyanita» (amorcito), «La Yanita» (negrita), «La mamapacha», «La minka, «El gavilancito», «El gavilán», «Wayaya (baile con trasero), «Waynu», «La despedida», «El borrachito», «Me retiro y me voy», «China María», «Arriba caballo blanco», «Mañana por la mañana», La faja brava».

Así mismo varían su tonalidad de acuerdo con el grosor de carrizo se diferencian dos clases de clarines a uno se le llama «roncador» o «walaychu», mientras que el otro se llama «Shukcha» o «clarín rambino» que es hecho de carrizo más delgado y ambos emiten sonidos diferentes el primero agudo y el otro es más grave.

Sin embargo en el Perú es Cajamarca la única ciudad que lo posee, convirtiéndose así en un instrumento símbolo invalorable de nuestra cultura que debemos difundir y preservar. Es por ello que por Resolución Directoral Nacional Nro. 735 del Instituto Nacional de Cultura y con fecha 12 de junio del 2008, en su Artículo Único. DECLARAR PATRIMONIO CULTURAL DE LA NACIÓN AL CLARIN, como Instrumento musical cajamarquino que constituye un elemento significativo en la construcción de la identidad cajamarquina, construyendo a su vez con la identidad nacional.

Fuentes: Nuevo Diario y Asociación Movimiento de Unidad Sucrense.

Imágenes: Asociación Movimiento de Unidad Sucrense y la Beta Radio.

Aclaración: La Asociación Movimiento de Unidad Sucrense pertenece al distrito de Sucre