Mesa de Once: migajas y pan entero

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Este año aprovecharon el gras sintético, recientemente colocado al campo deportivo “Carlos Torres”, para extender los pedazos de biscochos y poco quesillo en mantas tendidas a lo largo del campo, le agregan botellas de gaseosa.

Fueron muchas personas que llegaron, unas cinco mil según el Sacerdote Alfonso Obando Manayay y gastaron trece mil soles.

Datos históricos

La Mesa de Once era una actividad de compartir, era porque ahora muy pocas personas lo practican, muy propia del poblador de la zona rural de Bambamarca. Los padrinos, familiar o amigo se encargaban de tender la mesa, algunas veces después del Santo Rosario o la Misa al año de fallecido el familiar. Algunas veces en la noche otras en el día. Generalmente en la noche, no siempre a las 11 de la noche.

Los padrinos cortaban biscochos y quesillo en trozos para compartir con la gente que asistía al cabo de año (un año de fallecimiento del familiar). Al inicio era solo biscocho con quesillo, luego le agregaron gaseosa barata. Los padrinos entregaban biscochos grandes con quesillo entero a los dueños de casa (viudo, viuda, mamá, papá o hermanos). La mesa de once también se daba en el “pediche” (pedida de mano de futura esposa), los biscochos y quesillos enteros eran para los padres de la novia. Los “pediches” también eran en la noche, 10 ó 11.

Aplicación

La costumbre, últimamente la incorporaron a las actividades de la fiesta patronal de Bambamarca. Según el Sacerdote Obando, es un compartir de la eucaristía; pero, en realidad es un espacio para elevar el ego de algunos y no tiene nada que ver con la espiritualidad de la persona y menos la revalorización de la costumbre. Es una confirmación de cómo se reparte la riqueza del país; para el pueblo migajas del pan y para los gobernantes pan entero.

Los biscochos y quesos enteros lo reciben los que más tienen y los asistentes pedacitos en bolsita, no participan los más pobres; porque los más pobres no están para “mesas de once”, Los más pobres aprovechan la fiesta para obtener el poco dinero y alimentar a su familia.

En la verdadera Mesa de Once, entregar el pan entero a algunas personas sí tenía justificación: lo recibía la familia del familiar fallecido a cambio de la comida a base de carne de cuy, gallina y carnero,  o recibían los padres de la hija a cambio de la hija. El pan despedazado era un compartir con todos los asistentes.